La innovación es clave para el futuro de nuestro tejido empresarial. Sin innovación, difícilmente podremos sobrevivir en el complejo entorno en el que estamos inmersos.
Uno de ámbitos en el que podemos aplicar innovación es en lo que llamamos ecoinnovación. En este sentido, hablamos de todas las formas de innovación, tanto tecnológicas como no tecnológicas, que permiten crear oportunidades de negocio beneficiando el medio ambiente; mediante la prevención, reduciendo el impacto en el deterioro del medio ambiente o permitiendo la optimización en el uso de recursos.
Sin duda alguna, la ecoinnovación tiene una relación muy directa con nuestra forma de producir, consumir y utilizar los recursos naturales.
Nuevos retos que requieren grandes soluciones
El cambio climático es un tema de capital importancia que está centrando cada vez más esfuerzos y recursos. No es ningún secreto que nuestro planeta se enfrenta a graves problemas medioambientales y necesitamos encontrar soluciones imaginativas si queremos mantener nuestro nivel de vida, a la vez que evitamos el deterioro de nuestro planeta. Como muchas veces digo, tal vez puede existir plan B para muchas cosas, pero para el planeta no hay plan B, hay que, sí o sí, conservarlo para las próximas generaciones.
En este contexto, la ecoinnovación o innovación medioambiental, es una herramienta que puede ayudar a las empresas a encontrar y desarrollar soluciones sostenibles que permitan optimizar los recursos y reducir los efectos negativos sobre el medio ambiente de nuestra economía, cada vez más globalizada, potenciando un desarrollo económico sostenible.
¿Están las empresas innovando en este sentido?
A pesar de las ventajas de la ecoinnovación para las empresas, se requiere de mayores esfuerzos en esta línea, ya que podemos observar grandes diferencias entre países y sectores y muchos vacíos aún por cubrir.
El concepto “innovación responsable” beneficia claramente a las empresas y a la sociedad. Quizá este es el primer punto que debemos interiorizar, tanto las compañías como las personas. El segundo, es que la innovación no es patrimonio de las grandes compañías, sino también de las pymes y los emprendedores.
Resumiendo, sea cual sea la empresa, el sector al que pertenece, y del tamaño que tiene, todas tienen capacidad de añadir su grano de arena en la resolución de este inmenso reto que tenemos.
3 ejemplos de ecoinnovación en diferentes sectores
El cambio climático, la dependencia de combustibles fósiles, las limitaciones de acceso a recursos básicos o los problemas de salud ambiental son solo algunos de los retos que se plantean a la hora de incorporar la sostenibilidad a la estrategia de los negocios en todas sus operaciones.
Como a veces, además de una imagen, vale más un ejemplo que mil palabras, a continuación recopilo algunos ejemplos de innovación medioambiental en diversos sectores; algunos de ellos realmente ingeniosos e interesantes:
Tren propulsado por gas natural licuado
En 2015 Renfe implantó en su red de ancho métrico de León y Asturias su proyecto de tren propulsado por Gas Natural Licuado (GNL).
Se trataba de un proyecto piloto que pretendía analizar la viabilidad de la adaptación de vehículos ferroviarios para su funcionamiento con GNL.
Los resultados fueron prometedores para la industria: un impacto económico positivo que derivó en una reducción en los costes de operación, ya que este carburante es más económico que el gasóleo; una clara reducción de la contaminación y uso eficiente de los recursos naturales (disminuyó la emisión de gases de efecto invernadero y también la contaminación acústica).
El aumento de la utilización del transporte ferroviario, sobre todo para mercancías, es un elemento que hay que incorporar. Y si además lo hacemos utilizando energías limpias, aún mejor. El problema es que esta iniciativa no ha tenido ningún tipo de continuidad.
Utilización de la cáscara de malta para crear un biomaterial para recubrir injertos de hueso e implantes dentales
Mahou San Miguel ha encontrado la manera de optimizar la gestión de subproductos (en este caso la malta) procedentes del proceso productivo, identificando nuevas aplicaciones en beneficio de la sociedad.
La compañía encontró un nuevo destino de valorización al bagazo (cáscara de la malta), un residuo procedente del proceso de la elaboración de la cerveza.
Resulta que este residuo cuenta con los principales componentes presentes en la masa ósea. Así, modificándose, puede ser utilizado como soporte para el recubrimiento de prótesis, injertos de hueso e implantes odontológicos.
Biocombustibles creados a partir de materias grasas y aceites domésticos usados
Desde 2013, Cepsa, trabaja sobre un nuevo combustible bio.
Este biocombustible se obtiene a partir de grasas y aceites domésticos usados con moléculas iguales a las que contiene un gasoil convencional. La gran diferencia está en que este nuevo modelo es 100% renovable.
La producción de este biocombustible ofrece efectos muy positivos para el medio ambiente. Y es que no solo se obtiene un producto 100% renovable, sino que se logra a través de la reutilización de un residuo doméstico.
El desarrollo de productos y procesos que contribuyen a un desarrollo sostenible, aplicando estrategias comerciales con el fin de generar, de forma directa o indirecta, beneficios o mejoras ecológicas, es clave en todos los sectores. Sin embargo, su importancia y necesidad se acentúa cuando hablamos del sector logístico debido a su complejidad.
Si te interesa este tema, sobre eco-innovación en el sector logístico, hablo con más detalle en este artículo que he escrito para el diario El Vigía que os invito a leer:
http://elvigia.com/eco-innovacion-en-el-sector-logistico/
Y, como siempre, vuestro feedback es bienvenido.