Uno de los grandes retos climáticos a los que se enfrenta el mundo sin excepción, es la movilidad. La sociedad necesita gran infraestructura de transporte para sostener el día a día y las exigencias del mercado. Hablamos de coches, buses, trenes, barcos, aviones, camiones que al realizar su función dejan una marca en el ambiente difícil de ignorar.
La mayor parte de las emisiones de CO2 son derivadas del transporte de personas y bienes de consumo. Por ello, hoy se presentan diferentes alternativas de transporte para asegurar una mejora ambiental en el presente y un futuro sin las consecuencias que hoy se proyectan con los sistemas de transporte que conocemos.
Para esto, la tecnología tiene un papel fundamental en la generación de propuestas y alternativas en este ámbito, pero su aplicación y desarrollo se centra en la necesidad de un cambio de mentalidad que incluye a todos los stakeholders, desde las organizaciones hasta cada uno de nosotros como ciudadanos.
La buena noticia es que cada vez más las ciudades se suman al reto, buscando soluciones e iterando con ellas. Generando así un know-how que pueda multiplicarse a diferentes partes del globo. El objetivo es encontrar que se potencie o se mantenga el flujo de personas, bienes y servicios, mitigando el cambio climático y procurando la seguridad de todos los ciudadanos.
Este es un reto que, como sociedad en esta época, nos ha tocado abordar: la transformación de la movilidad a una movilidad sostenible. Para ello se necesita involucrar 3 pilares fundamentales del cambio: el medio ambiente, el aspecto social y el económico. Estos pilares tienen que encontrar un equilibrio con soluciones que no deprecien ninguno de estos aspectos. La movilidad sostenible debe contribuir a la sociedad en forma positiva a la vez que integrarse de forma sustentable, empoderando a todos los actores que participan en este enorme reto. Es posible responder al reto climático, sin crear más desigualdades y garantizando la viabilidad de millones de pequeños negocios que pueden verse amenazados si no se hace de forma inteligente y empática, permitiendo su transformación y evolución a modelos más sostenibles.
Movilidad sostenible en ciudades europeas: Copenhague, París, Ámsterdam, Barcelona.
Varias propuestas se desarrollan en diferentes partes del mundo, impulsadas desde el sector privado y público:
- Copenhague busca convertirse en la ciudad neutra de carbono para el 2025. Se considera líder en el diseño de alternativas que involucran a todos los habitantes y sistemas de la ciudad para lograrlo.
- Ámsterdam se centra en futuros escenarios de movilidad urbana. Los objetivos climáticos están en la parte superior de la agenda de la Ciudad de Ámsterdam, que recientemente declaró que para 2030 todo el tráfico de la ciudad debería ser eléctrico. Lo que significa que para esa fecha todos los automóviles de gasolina y diésel se mantendrán fuera de la ciudad. Con este ambicioso objetivo, Ámsterdam se ha puesto a la vanguardia, dando un ejemplo para las ciudades de todo el mundo.
- Nueva York, Dubai, Londres, París, Sydney o Barcelona. Todas las ciudades comparten los mismos problemas de movilidad y sostenibilidad. En este video de la Smart City World Congress en Barcelona, podemos ver la proyección del futuro de las ciudades para mitigar los desafíos, enfocados en crear soluciones.
Como alternativas al transporte por combustible fósil, diferentes apuestas por soluciones en movilidad van impulsando el desarrollo de coches eléctricos, transporte impulsado por hidrógeno y coches híbridos. Cada uno de estos vehículos producen cero o muy pocas emisiones, que reemplazaran a su predecesor, el motor de combustión, por medio del motor eléctrico.
Coches híbridos vs eléctricos: ¿Cuál es la diferencia?
Comencemos por una diferencia que involucra los sentidos, los coches eléctricos son totalmente silenciosos, inodoros y se caracterizan por brindar trayectos agradables y suaves. A nivel de costes, los gastos de “combustible” se reducen considerablemente ya que la electricidad es menos costosa que la gasolina o el gasoil.
Hace 10 años se consideraba impresionante que un vehículo eléctrico pudiera alcanzar los 150 kilómetros de trayectoria. Hoy pueden cubrir hasta 300 kilómetros de autonomía entre cargas. Otro aspecto que ha mejorado es el tiempo de carga, donde 30 minutos es suficiente para lograr hasta 120 kilómetros.
Los vehículos híbridos, por otro lado, cuentan con mayor alcance que los automóviles con motor eléctrico , dado a que funcionan con gasolina y dos baterías de respaldo. Estas son las encargadas de reducir el consumo de gasolina hasta un 40%. Mientras se utiliza la batería eléctrica se disfrutan las ventajas sensoriales y ambientales de esta solución y cuando se utilizan el motor de combustión el comportamiento del vehículo es el de un automóvil convencional.
La opción más avanzada en desarrollo son los coches eléctricos, a su vez que la más accesible en el mercado. Esta responde a los problemas ambientales relacionados con el calentamiento global y la contaminación del aire. Se sustituye el motor de combustión, el escape y tanque de gasolina por un motor eléctrico que funciona como batería recargable. La gran ventaja de un coche eléctrico es la reducción de sonido, la nula producción de gases de escape, sin ellos, proporcionan una mayor experiencia de viaje para el usuario, así como la confiabilidad y poco mantenimiento que ofrece el uso de motor eléctrico.
La apuesta: El desarrollo de los vehículos de hidrógeno.
Existe un vehículo que es 100% eléctrico que utiliza una forma alternativa de energía: los vehículos impulsados por hidrógeno. Actualmente la mayoría de los autos eléctricos utilizan baterías de iones de litio, pero existen otras alternativas para almacenar energía. Las pilas de combustibles de hidrógeno permiten generar electricidad a partir del gas que se produce por la descomposición de agua o metano. Dentro de la pila de combustible este gas se convierte en electricidad por medio de la reacción química con oxígeno.
Esta tecnología es una apuesta de grandes compañías, aunque ahora todavía se presentan algunos obstáculos. Aunque el hidrógeno es el elemento más común en el universo, no existe en forma pura en el planeta. Esto significa que, si deseamos utilizarlo como combustible para nuestros automóviles, debemos producirlo a partir de otros compuestos como el agua, el gas natural u otros combustibles fósiles o la biomasa. Y para esto, la energía necesaria puede tener un coste ambiental y económico significativo dependiendo de como lo realicemos. Si se hace a partir de gas natural tiene un efecto contaminante generarlo y si lo realizamos a partir de agua por electrólisis tiene un consumo energético elevado y no es contaminante.
Adicionalmente, los costes de infraestructura para su producción y distribución a gran escala, requieren de una gran inversión para llevarla a su adopción en el mercado. Debemos implementar hidrolineras tal y como en su momento hicimos con las gasolineras.
A pesar de ello, el vehículo de pila de combustible de hidrógeno tiene grandes ventajas; por un lado el repostaje es muy rápido, como si cargaremos el combustible en una gasolinera y además la capacidad de generar energía de la pila de combustible de hidrógeno respecto a las de litio es 236 más potente, ello permite impulsar vehículos de gran tonelaje, buques, aviones o submarinos.
El desarrollo de los vehículos eléctricos, híbridos y propulsados por hidrógeno aún continua. En especial los relacionados con la energía eléctrica han avanzado enormemente. Hoy, el motor eléctrico ya no está en desventaja en comparación con el motor de combustión. Las baterías de iones de litio son seguras y permiten al final de su ciclo de vida reciclarse, con procesos cada vez más eficientes. Estas ofrecen las propiedades de ser más livianas, compactas y con mayor capacidad, permitiendo mejorar el alcance de los vehículos.
Cada día se desarrollan nuevas alternativas para optimizar los procesos y facilitar la utilización de estas tecnologías que pueden cambiar el rumbo del transporte y proponer un futuro sin el daño que le causamos al ambiente vinculado al transporte en general. Un beneficio que seguramente disfrutaremos cada uno de nosotros y lo dejaremos para nuestros hijos.