La tecnología ha avanzado a un nivel vertiginoso, provocando cambios espectaculares en prácticamente todas las industrias. Sin embargo, si hablamos de transporte, o más bien de carreteras, estos avances no se han notado tanto y, salvo excepciones, nuestras carreteras hoy son muy similares a las carreteras por las que circulábamos hace una década. A pesar de las enormes extensiones que ocupan, prácticamente en todo el mundo, las carreteras, autopistas y autovías cuentan con un potencial desaprovechado.
Sin embargo, que todavía no se hayan aplicado o puesto en práctica no significa que no se esté investigando y desarrollando tecnologías diseñadas para hacer más eficientes, cómodas y seguras las vías. De hecho, son muchos los proyectos, algunos finalizados y muchos otros en fase de desarrollo, que abren un mundo de posibilidades y nos permiten hacernos una idea de cómo serán las carreteras por las que circularemos en un futuro cercano.
Respetuosas con el medio ambiente y capaces de autoabastecerse
En este sentido, son muchos los proyectos, iniciativas y prototipos…
En Holanda, por ejemplo, se ha realizado un proyecto de prueba que propone convertir las carreteras en superficies generadoras de energía. La idea es conseguir la sustitución de las carreteras asfaltadas convencionales, por un nuevo compuesto capaz, entre otras muchas cosas, de captar la energía del sol y convertirla en electricidad. Las placas solares están cubiertas por materiales muy resistentes, este hecho hace viable que por encima y circulan coches, al tiempo que permite capturar la energía del sol. Pero más allá de aspectos ecológicos, esta opción puede resultar más rentable, se estima que este tipo de carreteras tienen un vida útil de 20 años y se tardaría 15 años en amortizar inversión. Este hecho se puede lograr cuando se supere la fase de pruebas y se puedan realizar producciones masivas.
Otros proyectos proponen también soluciones que permiten aprovechar la energía solar del día para abastecer las farolas que iluminan las carreteras durante la noche.
Algunos van más allá y han creado sistemas con sensores que, aplicados a las farolas, hacen que se enciendan sólo cuando detectan la presencia de un vehículo. Así, la energía se puede economizar al máximo, utilizándola solo cuando realmente es necesario porque hay usuarios utilizando la vía.
Pero no solo la luz solar puede ser aprovechada en las carreteras para generar energía, una compañía israelí ha creado un sistema basado en un compuesto de cristales que, incrustados en el asfalto, son capaces de generar energía a través de la presión que ejercen los vehículos al pasar sobre ellos.
Incluso el viento producido por la velocidad de los vehículos se puede aprovechar gracias a pequeñas turbinas situadas en los laterales y medianas de las carreteras.
Como veis, hay todo un abanico de tecnologías en desarrollo que tienen como fin conseguir que nuestras carreteras se conviertan en sistemas generadores de energía y que puedan autoabastecerse. Podríamos hablar de “carreteras inteligentes”.
Más seguras
Para aumentar la seguridad de nuestras carreteras hay un conjunto de iniciativas que se están probando y que en breve veremos implementadas.
Eliminar el hielo es uno de los grandes retos en las carreteras. Una de las propuestas en este sentido es aprovechar la energía solar para emplearla para deshacer el hielo, convirtiendo las carreteras en más seguras.
La pintura termodinámica es, probablemente, una de las realidades que más pronto veremos en las carreteras y que consiste, a grandes rasgos, en crear nuevas marcas viales que cambian de color según cambia la temperatura ambiental, sería la propia carretera la que avisaría a los conductores del riesgo que comportaría circular cambiando el color de las marcas viales.
A todo lo anterior se suma el compromiso de muchas compañías automovilísticas en dotar a sus vehículos de nuevas tecnologías que permiten una mayor seguridad, eficiencia y comodidad.