La globalización y la tecnología han cambiado profundamente la forma en que consumimos. Los dispositivos móviles han irrumpido en nuestro día a día convirtiéndose en un elemento imprescindible en nuestra rutina, tanto personal como profesional. Tanto es así que se trata del aparato tecnológico con el que más tiempo pasamos. Este hecho ha dado lugar a una evolución, un cambio en nuestros hábitos de compra y consumo.
Hoy, el móvil nos permite obtener cualquier tipo de información y conocer ofertas o promociones antes de visitar la tienda. Este hecho ayuda a los consumidores a avanzar en el proceso de compra y en la toma de decisiones. Cada vez es mayor el número de consumidores que realizan una comparativa entre los precios en internet y los que encuentran en las tiendas físicas antes de adquirir el producto. Y también son cada vez más los consumidores que han realizado una compra en tienda después de haber consultado información del mismo a través de su teléfono móvil.
Esta tendencia ha convertido el móvil en un instrumento imprescindible en la estrategia de las empresas; obligando a fijar las macro y micro conversiones a la hora de definir una estrategia online y poder evaluar si conseguimos los objetivos propuestos. Toda web tiene un objetivo principal claro. El cumplimiento de este objetivo lo medimos en conversiones (macro conversiones). Como os podéis imaginar la mayor parte de los esfuerzos se centran en conseguirlas. Esto además de obligarnos a centrarnos en un porcentaje muy pequeño de tráfico, nos hace olvidarnos de otros objetivos que nuestra web consigue (micro conversiones). Además, esto incita a que las marcas apuesten por incluir elementos en el establecimiento de compra para que los consumidores puedan interactuar con el teléfono, tales como los códigos QR en las etiquetas de los productos.
Pero más allá de la búsqueda de información, el uso masivo de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles también supone una importante vía de entretenimiento donde la oferta también crece. No en vano los dispositivos móviles son uno de los pocos elementos que roban la atención de los usuarios que consumen televisión, lo que les ha llevado a convertirse en uno de los principales canales en los que se consumen contenidos. Unos contenidos cada vez de mayor calidad y con un formato audiovisual cada vez más impactante. Un formato, el audiovisual, al que, irremediablemente, deberán adaptar su comunicación las marcas y empresas.
La masiva utilización del móvil también ha propiciado la aparición y generalización de las aplicaciones móviles (apps) que, sin lugar a dudas, también ha influido en nuestro comportamiento y hábitos de compra.
Seguramente tú mismo tienes en tu móvil una app para organizar y recordar tus compras en el supermercado; quizás alguna aplicación de alguna de tus marcas preferidas que te envía información en tiempo real de sus ofertas o nuevos productos; o has descargado alguna aplicación que te ayuda en la gestión y organización de tu próximo viaje (compra de billetes, reserva de hotel, guía turística, etc.).
Una app específica y útil para el cliente potencial no sólo puede suponer una nueva plataforma de venta, información y promoción, sino también un canal de comunicación directa entre la marca y sus clientes y una poderosa fuente a través de la cual las empresas pueden pedir información sobre el comportamiento de los usuarios, y una manera de hacer cross-selling , ofreciéndoles nuevos productos o servicios de su interés.
Internet ha cambiado las reglas del juego. Los consumidores, impulsados por la utilización del móvil, hemos cambiado nuestros hábitos de consumo y continuaremos haciéndolo. Lo que hoy es recurrente y habitual, en un futuro muy cercano, no lo será. Y el sector del retail es, sin duda, uno de los terrenos que más debe adaptarse a todos estos cambios.
Algunos estudios, como este realizado por IBM y reseñado por Computer World , pronostican que en unos 10 años, las tiendas evolucionarán convirtiéndose en showrooms, el objetivo es ofrecer la experiencia de compra al cliente, que acudirá al establecimiento a ver, tocar y probar los productos para luego comprarlos online y recibirlos en casa.
Este nuevo modelo exigirá a los retailers información siempre actualizada y contar con las tecnologías en las propias tiendas que permitan realizar cualquier pedido. Además de poder ofrecer envíos gratuitos y rápidos que puedan competir con las ventajas de contar con stock en la propia tienda.
Algunas marcas, como Ikea, ya han comenzado a probar este nuevo modelo, aunque en muchos casos funcionan más bien como punto de entrega, queda todavía por hacer el salto a la cadena de suministro.
Estamos, por tanto, ante una auténtica revolución, donde los hábitos de consumo cambiarán radicalmente en los próximos años, un futuro apasionante para las empresas que sepan aprovecharlo.