Las nuevas tecnologías han supuesto un cambio impresionante en los últimos años. Y, sobre todo, han hecho posible una nueva revolución industrial, la llamada cuarta revolución industrial, la digitalización masiva de procesos y servicios.
Muchas de las películas futuristas que veíamos hace apenas algunos años con incredulidad resultaron ser el vaticinio de lo que hoy es nuestro día, o de lo que será próximamente. Tal y como ocurrió con Julio Verne hace más de 150 años, ahora nos pasa con películas como Blade Runner o Akira, pero esperemos que se mejoren determinadas cosas que pasan.
¿Qué pensarías si te dijera que el futuro pasa por ciudades inteligentes con las que podremos interactuar? Pero no sólo eso, hablo de un futuro cercano, ya que este tipo de ciudades que actúan más como un organismo vivo que como un conjunto de edificios de cemento y acero, ya se están construyendo; Masdar, en Abu Dabi, es un ejemplo.
Todo pasará por la red. Sí, internet ha llegado para cambiar el mundo. Literalmente.
Red eléctrica, tuberías… todo estará conectado. Los vehículos conducirán solos. Las calles, las señales, las tiendas, los edificios … todo será inteligente y responderá a nuestras necesidades. Unas necesidades que hemos tenido siempre; el motivo por el que no se han podido construir antes este tipo de ciudades es porque no teníamos la capacidad de gestionar adecuadamente los datos, pero ahora sí la tenemos. Las técnicas de tratamiento masivo de datos, el famoso big data, nos lo permite.
Un tendencia ecológica
Inteligentes y sostenibles, esta es la tendencia de las nuevas ciudades.
Las soluciones sostenibles no sólo siguen siendo de vital importancia en las ciudades y edificaciones, sino que, ante la ciudad del futuro, dejan de ser soluciones independientes para pasar a formar parte de un sistema digital integrado.
Ya hemos hablado antes en el blog de carreteras que aprovechan la energía solar para autoabastecer su iluminación, o de carreteras que convierten el aire que generan los coches al pasar en energía.
==> Tecnologías que harán carreteras más seguras, cómodas y eficientes <==
Lo mismo ocurre con edificios, por ejemplo, que serán capaces mediante el big data de saber cuándo se produce una mayor demanda de electricidad y almacenarla para su uso cuando falte, detectar estados de emergencia, gestionar de forma eficiente del agua, etc. La gestión eficiente del agua y de la energía son los elementos claves en las ciudades del futuro si queremos que sean sostenibles y autoabastecidas.
El tráfico
Uno de los grandes problemas de las ciudades es el tráfico. Y también uno de los grandes problemas para tener una logística eficiente. Es prioritario sacar usuarios de la carretera, aumentar el uso del transporte púbico y priorizar usos de transporte de mercancías. Por criterios de eficiencia y medioambientales necesitamos fomentar, por ejemplo, los metros o los trenes de cercanías que tienen una capacidad de 20.000 personas/hora frente al turismo que en el mejor de los casos llega a 1.200 personas/hora y contamina 5 veces menos por pasajero que el vehículo privado.
Además, hoy, con la gran cantidad de datos que podemos manejar gracias a las nuevas tecnologías, es posible predecir aquellos lugares en que habrá congestión de tráfico. Es un importante avance. Sin embargo, lo que aún no podemos es descongestionar las calles de las ciudades cuando se colapsan.
Compañías como Waze, ahora propiedad del gigante Google, trabajan en este sentido.
Para los que no la conocen, Waze es una aplicación social de tráfico automotor en tiempo real y navegación asistida que pide a los ciudadanos ayuda para resolver el gran problema del tráfico. Los datos reales enviados por sus usuarios, permiten la aplicación generar un mapa de las condiciones en tiempo real. Sorprendentemente, en países como Israel, se ha comprobado que cuando el servicio no está disponible, se genera mayor caos.
¿Cuándo tendremos ciudades inteligentes?
Esta es, quizás, la pregunta del millón. Ya tenemos en las manos la vía, la tecnología; ¿y ahora qué?
No es fácil, lo que tenemos al alcance de nuestras manos es algo demasiado grande, podemos definirlo como un gran monstruo, desconocido y probablemente incontrolable que tenemos que aprender a domar. Un gran monstruo capaz de hacer de nuestras ciudades lugares más limpios, eficientes y seguros, pero para que se convierten en ciudades inteligentes, es necesario que los gobiernos sean inteligentes y demuestren estar capacitados para gestionar esta revolución. Además, es mucho más fácil construir una ciudad de cero que remodelar una ya existente. En este segundo caso habrá que ir incorporando, poco a poco, elementos inteligentes, elementos «smart», es la única forma de hacerlo. Realizando pruebas piloto, viendo cómo funciona y así ir progresando.
La implicación de los Gobiernos es imprescindible y decisiva si queremos ciudades inteligentes, ya que estamos ante decisiones que alteran los planeamientos urbanos, flujos de circulación, normativas locales, etc. En este sentido, las inversiones en infraestructuras habrá que realizarlas con criterios de retorno de inversión, es decir, retorno económico y medioambiental y no por otros criterios que a menudo vemos. Hay que decir que esta revolución digital «smart» es una vía muy importante de crecimiento económico si se utiliza adecuadamente, es una oportunidad que no podemos desaprovechar. Nos permite generar muchos puestos de trabajo de alto nivel.
De lo que sí puedes estar seguro es que el ritmo al que avanza la tecnología y la sociedad no permitirá tomárselo con mucha calma … Este futuro está muy cerca del presente.